¿Queremos ser madres?

 

Cuando llegamos a una edad, es común preguntamos si queremos ser madres

Sabemos que llegará un día en el que no queden ovocitos sanos para ovular, que llegado un momento no nos será tan fácil conseguir embarazo y si no lo pensamos nosotras no faltará alguien que nos lo recuerde.

Diariamente aparecen en consulta mujeres que han decidido buscar embarazo. Lo preocupante es que en algunos casos no lo quieren realmente y ni siquiera son totalmente conscientes de ello. Su ilusión por tener un hijo viene motivada por otros factores distintos al verdadero  deseo de ser madre.

Y a veces nos encontramos con mensajes tipo:

Me han informado que si quiero ser madre biológica no puedo retrasarme, pero no tengo trabajo estable, estoy comenzando con mi pareja…

Sí, he decidido quedar embarazada. ¿En algún momento tendría que ponerme no?

En otros casos, amigos, conocidos y familia, el entorno social tienen unas expectativas y algunas mujeres quieren cumplirlas.

Hay ocasiones que la pareja desea fervientemente tener hijos y ella cede a estos deseos.

A veces, la decisión de tener hijos está condicionada por el punto en el que se encuentra una relación de pareja, hay quien opina que tras años de relación se encuentran en un punto muerto y es necesario cambiar algo o tener un hijo.

 Llevamos ya un tiempo juntos en los que no hay entusiasmo, es una vida monótona, tenemos que dar un salto en la relación.

Algunas mujeres lo deciden de forma unilateral y optan por quedar embarazadas sin el consentimiento de su pareja esperando evitar el abandono de su amante con la llegada de un hijo. Sí, aunque suene muy rocambolesco y a escena de telenovela existen estos casos.

Hay personas que lo hacen para asegurarse una vida sin soledad. Los hijos no te abandonan, piensan y ellos van a vivir al menos hasta el final de mis días.

 

En todos estos casos existe un uso de la maternidad en forma de herramienta, como un medio para obtener un fin. Estos ejemplos describen situaciones en las que la decisión de ser madre no está basada en el deseo intrínseco de serlo sino en base a conseguir algo más.

Es importante ser honestas con nosotras mismas y conocer qué nos ha llevado a tomar una decisión.

Cuando hablamos de consecuencias no me refiero únicamente al hecho de ser una madre arrepentida, que es uno de los posibles efectos colaterales.

Parte de estas visiones negativas y pobre adaptación a la maternidad vienen por el origen del deseo de ser madre, que actúa, entre otras muchas causas, como factor predisponente.

 

Madres arrepentidas las hay, no se trata de que esta generación sea más egoísta o inmadura, siempre ha existido este lamento y ahora se ha perdido en parte el tabú para decirlo abiertamente. Son más visibles.

Aparecen en consulta, en medios, redes sociales, madres arrepentidas. En muchas ocasiones no lo confesarán abiertamente, dependerá del círculo de personas y de la comodidad que sientan en el momento de expresar este sentimiento porque quien no les entiende les etiqueta de personas egoístas, trastornadas o débiles.

Y aparecen mensajes del tipo:

¿Era esto lo que quería?

Me arrepiento de haber tenido hijos, aunque los quiero.

Adoro a mis hijos con locura, pero me arrepiento de ser madre.

Si pudiera volver atrás no sería madre. Tengo razones para odiar a los niños.

Es una penitencia y una responsabilidad que si pudiera volver atrás no asumiría.

Son madres y padres desesperados, defraudados, irrealizadas o simplemente aburridos. Pueden pasar inadvertidas, como madres bien adaptadas y felices, madres que se esfuerzan en la crianza de sus hijos. Aunque a veces debajo de esa superficie exista una historia de incomprensión y arrepentimientos.

Porque quizás han sido presionadas a la maternidad para después desembocar en el vacío y la soledad.

 

Madres tóxicas

Otra de las consecuencias que se pueden observar por esta falta de deseo es llegar a convertirnos en un tipo de madre tóxica. Sí, existen en el mundo este tipo de madres.

Se trata de mujeres muy egoístas o infantiles  que filtran el mundo a través de su necesidades. Mujeres con amargura cuya vida no se parece a lo que esperaban, profundamente infelices, que usan a sus hijas proyectando en ellas su insatisfacción. Hay diferentes formas de madres tóxicas, pero todas incluyen manipulación y falta de empatía.

Para evitar convertirnos en uno de esto tipos de madres debemos asegurarnos cuáles son nuestros verdaderos deseos.

Normalmente cuando una mujer realmente quiere ser madre tiene pocas dudas al respecto.

A pesar de no tener todos los factores a favor sienten que ya están listas, desean y sueñan con serlo. Piensan en el hijo que tendrán en sus brazos, por el que entregarán muchas cosas, incondicionalmente y este deseo suele ser más potente que el razonamiento sobre si las circunstancias son o no las óptimas.

 


Este contenido se sitúa dentro del formato reflexión, diferente a otros posts basados en evidencias. Para escribirlo he tomado en cuenta algunas de las experiencias en mi práctica diaria ;)